viernes, 16 de agosto de 2013

NUEVA YORK. Knock-knock-knockin' on heaven's door

Hola, bruji,

Como primeriza que serás cuando visites Nueva York, llévate un buen linimento para aplicar en tu cuello en las horas de ocio porque a lo largo del día no harás más que mirar a las alturas. Da igual que sea el mítico Empire Center (aunque sea sin King-Kong), el Chrysler Building, la Carnegie Hall Tower… nunca dejarás de mirar para arriba. Ir por la 5ª Avenida es mirar siempre hacia arriba, haciendo algún impass para mirar los escaparates. Cierto que podrías mirar de lado desde el río Hudson, pero el skyline, la famosa línea del cielo dibujada por tan magníficos edificios quedó truncada por la mano asesina del fanatismo (todos los fanatismos son manos asesinas) un desgraciado 11 de septiembre al rememorar el episodio del Ángel Caído, que de un plumazo se fue del cielo al infierno, cuando las Torres Gemelas del World Trade Center, sollozando sangre, se vinieron abajo.

Igual que el cielo, donde hay de todo, Nueva York es cosmopolita. Sólo hay que echar una ojeada a un vagón del metro para en segundos ver a gente de todo tipo, raza y condición, para vernos envueltos en una nueva torre de Babel (otro castigo bíblico) con un mosaico de idiomas diversos. No ha temor: el castellano es lengua frecuente, aunque un poco de inglés viene bien, con castellano puedes llegar casi a cualquier parte. Hablando de la gente… ojo con chocar con nadie, te pondrán cara de pocos amigos, los neoyorquinos son muy celosos de lo que consideran su espacio personal y se tornan agresivos si lo consideran violado. Supongo que es normal cuando se ven obligados a vivir varios miles de ellos por metro cuadrado. Ese cosmopolitismo también se ve a la hora de comer, sobre todo si nuestro bolsillo rebosa telas de araña. Las alternativas son esas cadena mundialmente conocidas de comida rápida (bueno, algunas no tan conocidas pero que no desmerecen con las anteriores), restaurantes italianos y, sobre todo asiáticos, especialmente indios y chinos (ojo, hay chinos con comida para chinos, no para occidentales y muchos estómagos podrían no resistirlo). Por cierto, hablando de italianos y de chinos, vale la pena visitar la Little Italy, e imaginar las aventuras de Capone & family, aunque no hoy no deje de ser un barrio anodino y triste, y, sobre todo, la vecina China Town. ¿Nueva York o Shangai? El barrio chino de Nueva York (nada que ver con el concepto occidental de barrio chino) es todo un bullicio de la mañana a la noche. Gente por todas partes, tiendas donde venden todo tipo de falsificaciones por doquier, restaurantes chinos para occidentales o para chinos cado dos pasos, artesanía china, banderolas chinas… sólo faltaría ver algún retrato de Mao para creernos en la mismísima China. Imprescindible.

En Nueva York hay museos para dar y tomar. ¿Que si valen la pena? Por supuesto, son todos museos de primerísimo línea, pero nos llevaría meses verlos, así que lo ideal sería ser muy selectivo con ellos porque algo que no nos podemos perder de Nueva York es la vida de la calle. Ya he mencionado el ambiente de Little Italy, China Town o la 5ª Avenida, pero no debemos perdernos el relax que nos ofrece Central Park, lo pintoresco de la parte civilizada del Bronx que aún conserva algunas reminiscencias de la época del Cotton Club. No podemos ignorar las boutiques de lujo del SOHO (aunque sea sólo para mirar que es por lo único que no cobran, aunque en algunas haya vigilante jurado con cara de pocos amigos en la puerta). Otro punto imprescindible es Times Square: tiendas de todo, especialmente de recuerdos neoyorquinos (que gran invento el papel higiénico imitando billetes de cien dólares… ¡para sentirse un Rockefeller de la vida!) y también donde están las taquillas para conseguir entradas para los musicales de Broadway (hacen falta meses de antelación…). Y es muy recomendable Green Village, salpicado de banderas arco iris (que contradicción en una sociedad que repudia abiertamente el sexo anal) y lleno de un montón de cafeterías acogedoras y entrañables en las que pasar un muy buen rato. Hablando de cafeterías, nunca olvides dejar propina, más o menos un 10% de la cuenta, porque es el sueldo de los camareros que no tienen salario fijo.

Sé que no es mucho, que sobre Nueva York se podría escribir un libro, pero no quiero aburrirte más, sin embargo, ¿no te preguntas por qué no menciono uno de sus símbolos más conocidos: la Estatua de la Libertad? Esa es una de las paradojas de la sociedad americana: la estatua que pretende ser el símbolo de la libertad está encerrada solitaria en una pequeña isla en el río Hudson… de allí no escapa…

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