Hola, bruji,
Como primeriza que
serás cuando visites Nueva York, llévate un buen linimento para
aplicar en tu cuello en las horas de ocio porque a lo largo del día
no harás más que mirar a las alturas. Da igual que sea el mítico
Empire Center (aunque sea sin King-Kong), el Chrysler Building, la
Carnegie Hall Tower… nunca dejarás de mirar para arriba. Ir por la
5ª Avenida es mirar siempre hacia arriba, haciendo algún impass
para mirar los escaparates. Cierto que podrías mirar de lado desde
el río Hudson, pero el skyline, la famosa línea del cielo dibujada
por tan magníficos edificios quedó truncada por la mano asesina del
fanatismo (todos los fanatismos son manos asesinas) un desgraciado 11
de septiembre al rememorar el episodio del Ángel Caído, que de un
plumazo se fue del cielo al infierno, cuando las Torres Gemelas del
World Trade Center, sollozando sangre, se vinieron abajo.
Igual que el cielo,
donde hay de todo, Nueva York es cosmopolita. Sólo hay que echar una
ojeada a un vagón del metro para en segundos ver a gente de todo
tipo, raza y condición, para vernos envueltos en una nueva torre de
Babel (otro castigo bíblico) con un mosaico de idiomas diversos. No
ha temor: el castellano es lengua frecuente, aunque un poco de inglés
viene bien, con castellano puedes llegar casi a cualquier parte.
Hablando de la gente… ojo con chocar con nadie, te pondrán cara de
pocos amigos, los neoyorquinos son muy celosos de lo que consideran
su espacio personal y se tornan agresivos si lo consideran violado.
Supongo que es normal cuando se ven obligados a vivir varios miles de
ellos por metro cuadrado. Ese cosmopolitismo también se ve a la hora
de comer, sobre todo si nuestro bolsillo rebosa telas de araña. Las
alternativas son esas cadena mundialmente conocidas de comida rápida
(bueno, algunas no tan conocidas pero que no desmerecen con las
anteriores), restaurantes italianos y, sobre todo asiáticos,
especialmente indios y chinos (ojo, hay chinos con comida para
chinos, no para occidentales y muchos estómagos podrían no
resistirlo). Por cierto, hablando de italianos y de chinos, vale la
pena visitar la Little Italy, e imaginar las aventuras de Capone &
family, aunque no hoy no deje de ser un barrio anodino y triste, y,
sobre todo, la vecina China Town. ¿Nueva York o Shangai? El barrio
chino de Nueva York (nada que ver con el concepto occidental de
barrio chino) es todo un bullicio de la mañana a la noche. Gente por
todas partes, tiendas donde venden todo tipo de falsificaciones por
doquier, restaurantes chinos para occidentales o para chinos cado dos
pasos, artesanía china, banderolas chinas… sólo faltaría ver
algún retrato de Mao para creernos en la mismísima China.
Imprescindible.
En Nueva York hay
museos para dar y tomar. ¿Que si valen la pena? Por supuesto, son
todos museos de primerísimo línea, pero nos llevaría meses verlos,
así que lo ideal sería ser muy selectivo con ellos porque algo que
no nos podemos perder de Nueva York es la vida de la calle. Ya he
mencionado el ambiente de Little Italy, China Town o la 5ª Avenida,
pero no debemos perdernos el relax que nos ofrece Central Park, lo
pintoresco de la parte civilizada del Bronx que aún conserva algunas
reminiscencias de la época del Cotton Club. No podemos ignorar las
boutiques de lujo del SOHO (aunque sea sólo para mirar que es por lo
único que no cobran, aunque en algunas haya vigilante jurado con
cara de pocos amigos en la puerta). Otro punto imprescindible es
Times Square: tiendas de todo, especialmente de recuerdos
neoyorquinos (que gran invento el papel higiénico imitando billetes
de cien dólares… ¡para sentirse un Rockefeller de la vida!) y
también donde están las taquillas para conseguir entradas para los
musicales de Broadway (hacen falta meses de antelación…). Y es muy
recomendable Green Village, salpicado de banderas arco iris (que
contradicción en una sociedad que repudia abiertamente el sexo anal)
y lleno de un montón de cafeterías acogedoras y entrañables en las
que pasar un muy buen rato. Hablando de cafeterías, nunca olvides
dejar propina, más o menos un 10% de la cuenta, porque es el sueldo
de los camareros que no tienen salario fijo.
Sé que no es
mucho, que sobre Nueva York se podría escribir un libro, pero no
quiero aburrirte más, sin embargo, ¿no te preguntas por qué no
menciono uno de sus símbolos más conocidos: la Estatua de la
Libertad? Esa es una de las paradojas de la sociedad americana: la
estatua que pretende ser el símbolo de la libertad está encerrada
solitaria en una pequeña isla en el río Hudson… de allí no
escapa…
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